viernes, 11 de diciembre de 2009

Me abrazaría al diablo sin dudar por ver tu cara al escucharme hablar. Eres todo lo que más quiero, pero te pierdo en mis silencios, mis ojos son dos cruces negras, que no han hablado nunca claro. Mi corazón lleno de pena, y yo una muñeca de trapo. Cada silencio es una nube que va detrás de mí sin parar de llorar, quiero contarte lo que siento por ti, y que me escuche hablar la luna de Enero mirándote a ti. No tengo miedo al fuego eterno, tampoco a sus cuentos amargos, pero el silencio es algo frío, y mis inviernos son muy largos, y a tu regreso estaré lejos, entre los versos de algún tango. Porque este corazón sincero murió en su muñeca de trapo.

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